Verde que te quiero verde de Parras Coahuila.
Verde que te quiero verde de Parras Coahuila.
Sí, con esa frase, mi Tía Nena resume todo un viaje especial.
A dos hermanitas y a tres tías les salió lo coahuilense y se fueron ahora sí como decimos por allá “a matacaballo” a disfrutar los primeros días de agosto, de uno de los lugares más pintorescos y atractivos que tiene el Estado de Coahuila: Parras de la Fuente.
Se fueron sin duda tras el vinito de la Casa Madero, esa casa que elabora vino conquistando con ello a las tierras semidesérticas propias del norte de México.
Pensar en Casa Madero es pensar en la manufacturera de vinos más antigua del continente americano. Así que con las palabras, los españoles nos trajeron también toda la fiesta, la cultura y el negocio que cobija este producto.
Con las nuevas palabras, y bajo las órdenes del Rey de España, Felipe II, los conquistadores inundaron las cabezas de los aborígenes tlaxcaltecas y chichimecas de costumbres y productos no conocidos como la uva, esa frutita que los religiosos de la época trajeron con la esperanza de que se “diera” la cosecha en estas tierras semidesérticas.
Y de Parras, se distribuyó a toda la América… luego vendría la “pachanga” como la ya tradicional Fiesta de la Vendimia a la que mis parientes no pudieron faltar.
Mi sobrina en el pisado de la uva.
Se arremolinaron de última hora de una suite que les llegó de “suerte”. Ya no cabía una alma para los primeros días. Los turistas (casi todos nacionales) se agolparon hasta en casas para poder disfrutar de uno de los festivales más atractivos de la región norestense de nuestro país.
Desde que recibió la denominación de Pueblo Mágico, Parras se abrió al turismo “de verdad”. Negociantes y empresarios ya están poniendo sus ideas a trabajar para hacer de esta experiencia, una inolvidable. Ya en este 2018 puede decirse que es una grata experiencia para visitantes casuales y turistas consumados.
El fiestongo empieza con la bajada de los matlachines desde el cerro y la verbena popular en la explanada de la Casa Madero. Le sigue el pisado de la uva, al que no pudo dejar de experimentar mi sobrina Andrea; la degustación de vinos, de la conocedora Tía Mague; las noches bohemias dignas de mi Tía Nena y sin duda la comedera que siempre regocija a mi tía Martha. Rosy y Marucha mi hermana, pues parecían empleadas de la Secretaría de Turismo. Se las sabían “todas todas” y tomaron infinidad de fotos.
Dicen que por tanto qué ver, se perdieron la ida a un río subterráneo y visitar el convento de los jesuitas, pero quedaron encantadas con el Restaurante la Casona, el restaurante de Don Evaristo, pero con lo que quedaron requetecontentas con la Fonda de Miriam.
Para ellas altamente recomendada entre restaurantes argentinos e italianos entre otros. Ay… ni qué decir del Festival de la Paella.
De los hoteles recomiendan La Finca (que por cierto no tiene ni letrero).
Ay, y de los dulces y postrecillos: las campechanas… y entre “chotitos” y sotoles degustaron el popular vino Sangre de Cristo, las cremas de nuez y las campechanas.
Y entre gente amable, disfrutaron de la Plaza del Beso, la Plaza del reloj (atrasito)…
No es limpio el que limpia…
Y de la influencia española, pues recuerdo como si ahorita fuera, cuando mi abuelita, descendiente de las familias fundadoras de Sabinas y con un cara de judía sefardita (aunque ella fuera re católica), me dijo: “Mijita… no es limpio el que limpia, sino el que no ensucia”… y pues aquí, en Parras, esto quedo “al pelo” ante la falta de concienciación de nuestros turistas nacionales. Seguimos tirando basura por donde caminamos, aunque luego haya quien limpie… y según reportes de hermanitas, a pesar de tanta gente, la cosa no estuvo peor. Agradecieron el hecho de que se sintieron seguras, tranquilas y con ganas de regresar varias veces más.
Dichosas las personas que disfrutan de las cosas y eventos que hacen de nuestro país uno de los más ricos en tradiciones y riquezas naturales en el mundo.
… Nos veremos por allá si Dios quiere en el 2019. Y como sé que Dios sí quiere, pues a empezar a hacer las maletas…
Saludos norteños para mis paisanos, los de aquí y los de allá…
Extrañando el lugar que nos vio nacer…
Un vinito de Coahuila... y que sea de Casa Madero.