El “quiche” o tortilla de huevo con espárragos, estuvo de lujo. El chef encargado de la mesa me dio a probar un poco y al comentar sobre esta exquisitez, pues que le habla al jefe de cocineros…
Se recomienda que el cabrito se corte a mano para aprovechar coyunturas y espesor de la carne. El cabrito debe traer consigo su sangre, las tripitas y el hígado, imprescindibles en esta receta.
Casi a la vuelta de mi casa me vuelvo a encontrar un restaurancito más tipo cafetería, el que, por su promoción con la palabra “cupcakes” no me llamaba mucho la atención…
Se trata nada más y nada menos que de los “búlgaros”, los microorganismos, no vayan a creer que los guapos europeos, fornidotes y longevos que viven al otro lado del Atlántico.
En las andanzas por un barrio con mucha historia en Chicago, muy cerquita de lo que era el territorio de la Maxwell Street, me reencuentro con un restaurante de los años veintes.