La verdad, desde que entraron me impresionó la presencia y prestancia de estos cuatro miembros de un equipo especial de la Policía de Chicago llamado SWAT, lo que por sus siglas en inglés sería “Special Weapons And Tactics” (Tácticas y Armas Especiales).

Se sentaron a un lado nuestro y pues voltearon a vernos tanto por lo guapas que somos, como porque oyeron las carcajadotas de mi amiga Maru Grimaldi y mías. Esas risotadas nos salieron sin duda en nuestro idioma: el castellano (o como la mayoría nombramos, español).

Ya no pude concentrarme en mi omelet de espinacas “a lo griego”… es que todo el equipo que cargaban en su pecho, en sus caderas, en sus brazos, pues no me dejaron en paz, y pensé: “pobres, facilmente cargarán unas 15 libras con todo eso, pero dejaron de darme lástima al saber que yo cargo en mi lindo cuerpecito 85 libras de sobrepeso… Ay Dios, y no soy del SWAT.

No pude evitar decirle a Maru que me disculpara, pero que yo tenía qué hacerles plática. Me dijo de forma no muy segura: “Pues animate”… y que les suelto esa de … “Señores, la verdad disculpen el atrevimiento (Ni yo me la creí al hablarles tan apropiadamente) pero es que a ustedes nomás los veo y muy de vez en cuando en series de televisión o en alguna noticia truculenta… Les importaría si les tomo una foto”… y “vóitelas” que me dicen que sí y ahí me doy cuenta de eso que dice que quien no pide, no obtiene…

Así que hasta hablamos de sus lugares de origen. Bendito Estados Unidos y su mezcla de razas… o de originarios de otros países del mundo. Uno era yugoslavo (y se lo adiviné, por lo que se sintió impresionado. /Ven que soy media adivina?). Otro era filipino, otro creo que italiano  y el otro, más tímido, ni se dejó ver, pero tenía unos ojos de ángel. Nada que ver con las miradas aterrorizantes de estos sujetos…

Apenas comieron porque querían que les habláramos de México, de nosotros, de nuestras vidas. Seguramente ya saben hasta cuánto dinero debo, mi historial y otras linduras.