Esta lamparita me la encontré por ahí en una “consignment store” o mercado de pulgas de la parte norte de la Ciudad de Chicago.
Y siguiendo un poco el pretexto que me daba la frase célebre de la actriz mexicana María Félix, pues que la compro rapidito. Esta era: “A mí, los objetos me encuentran”… una cita que me queda al pelo.
Luego, con sentimiento de culpa y en medio de mi terapia que apenas iniciaba sobre los “acumuladores compulsivos”, la guardo para no verla y saber si realmente la necesitaba”…
Pues claro que no… y ¡Claro que sí!. Mi casa, y su decoración podrían prescindir de ella, pero no mi espíritu de “salvar las cosas y los asuntos de gente desalmada”. Hay gente desalmada que no aprecia el trabajo de otros, la belleza de los objetos, el sentir de los colores y la historia que justifica tal objeto.
Eso mismo me pasó con esta linda lamparita que me recordó a una de las grandes mujeres de nuestra época: Lucille Ball. La talentosa actriz y ejecutiva del “show business ” que penetraba en los hogares con programas como I Love Lucy y creyó antes que nadie, quizás, en la diversidad. No por nada hizo negocios y se enamoró de Desi Arnaz Jr., un cubano que trajo el merequetengue a la televisión norteamericana.
Lucille Ball.
Esta talentosa pelirroja fue una de las comediantas más populares e influyentes en su país, con una de las carreras más largas de Hollywood, especialmente en la televisión, donde comenzó a actuar en la década de 1930.
Sus series, sus películas y sus presentaciones ahora son dignas de colección, como esta lamparita que comparto con ustedes y que si alguien la quiere, pues se la vendo!... ya que ando en la "onda" del reciclaje y la rotación de "coleccionables"... que tengo un montón... ya verán....
Hasta entonces, ¡entonces!