Alberto Einstein.
Alberto Einstein.
Era entonces, un día domingo del 1975, en un lugar de la región norteña de México, de cuyo nombre no me acuerdo (casi diría Don Quijote)…. En mi casa, y como una medida de recompensa para ir al cine con mi amiga Dalila Z., tenía que llevar a cabo una de las labores propias de mi sexo (bueno, más bien, de mi género): lavar, planchar, trapear el piso y otras linduras.
En este caso, pues era el lavar los trastes (lo propio, diríamos vajilla o enseres domésticos), pero en mi casa se les llamaba "trastes".
Que ignominiosa tarea; las más cruel.... ahí yo pensaba en las que habría pasado la pobre Cenicienta... y pues, como siempre, y a manera de evasión, me fui a mi cuarto a leer... y órale, que me encuentro un artículo sobre la vida (no tan simplona como pareciera) del científico Albert Einstein.
El decía que no había mejor manera de hacer con amor algo que odias, que empezar a hacerlo a la voz de ¡ya!... y en ese momento me dije: "lavar platos...lo más odiado"…pues a empezar a hacerlo ahorititita mismo.... y que me pongo, nomás para comprobar si uno de los más ilustres científicos de la época tenía razón o se había equivocado conmigo por completo....
Pues no le erró, y aunque no lo crean, es una de las cosas que más disfruto: El lavar platos...
Qué cadencia, qué ritmo, qué paz da el sentir el agua correr...que Cancún ni que Islas Griegas!... eso sin decir más de lo que me imagino que pueda suceder mientras tanto... pura y pura felicidad el sentir el agüita y todo lo que la compone en éstas mis lindas manitas que Dios me dio para escribir a máquina (y ahora más específicamente “a computadora”), entre otras cosas…
Así que ahora, muchos entenderán el porqué cuando me invitan a las fiestas, empiezo a recoger los platos ...siempre claro, luego de que los comensales hayan saciado sus instintos "comelones" y con el permiso de la dueña de la casa.... que casi siempre me ve con cara de asustada... porque no cree lo que le digo o simplemente no entiende el porqué soy tan atrevida y me apropio de su cocina sin más ni más... por el simple placer de lavar platos.
Saludos....
Nora