Letritas que Serán Letrotas... Y la pasión por la Lectura
Letritas que Serán Letrotas... Y la pasión por la Lectura
Amandita, círculos de lectura.
Mickey, cocinero.
Un rinconcito de una biblioteca texana es el lugar preferido de una de las lectores más jóvenes que conozco y que me inspiran sobremanera a empezar a desarrollar esta sección de mis RELATORIAS/Blog.
Tiene apenas dos años de edad e incluso ya ha iniciado su propia biblioteca en su cuarto. Su mami –una mamá increíblemente interesada en el crecimiento intelectual y sobre todo emocional de su nena- le compró unos estantes y ya tiene sus libros ordenaditos por preferencia y que escoge para leerlos con sus papás, noche a noche.
¡Qué mejor que sentir esta motivación que nos proporcionan estos “enanitos” que quieren explorar y conocer el mundo reavivando con ello además su imaginación!
Amandita, tocando el piano y Mickey el estilista.
Esta niña, sobrina nieta, pertenece a una generación de niños que en un principio parecieran sobresaturados de actividades a tan corta edad: Lee, pinta, canta, baila, sabe contar, reconoce el abecedario mejor que cualquier adulto y es feliz porque todo lo hace por su propio interés y ¡lo goza!.
Les seré sincera. Al verla en fotos y videos me entraba una especie de ansiedad… pero regreso a la calma porque aunque se diga que, los actuales, son tiempos más acelerados, pues no lo creo. Conocí en mi infancia a abuelas muy dinámicas, muy emprendedoras, muy luchonas, muy inteligentes y muy polifacéticas. Luego siguió mi generación y hubo también estas amiguitas mías que ahora son todas una profesionistas; comparten sus talentos con todos nosotros y son ¡geniales!, especialmente con las que compartí los años adolescentes en secundaria y preparatoria allá en Coahuila… y me pongo a pensar en eso que llaman “brecha generacional”… yo no he sufrido de esto.
Tengo amigas jovencísimas que pudieran ser mis nietas quizás, y ando con ellas en el cine, presentaciones de teatro, conciertos, conferencias y andanzas por la Ciudad… y nos aguantamos el paso, el cerebro y las emociones compartidas. Todo aguantamos. Lo único es quizás que yo empleo muchas palabras para decir una cosa tan simple. Mis amigos jóvenes se me quedan viendo cuando empleo términos como “prístino”, “circunspecto”, y un montón de adverbios para decir lo que siento… ellos sólo me dicen “Está padrísimo” o “qué ‘oso’ vine a hacer”… cuando quieren referirse a algo que está muy bueno o “que ridículo vine a hacer”…
Estos amiguitos me aguantan el humor cuando les suplico no utilizar el “spanglish” en mi presencia y como me decía un embajador, Cónsul General de México en Chicago con el que tuve el gustazo y privilegio de trabajar: “Ay Norita… cuando conecte el cerebro con la lengua, me habla”… me encantó esa frase que ahora utilizo con estos jóvenes.
Y volviendo a la sobrinita nieta, deseo que con su presencia y con su corta edad, nos “inaugure” este espacio… e iniciemos también los Círculos de Lectura con todos ustedes los suscriptores.
Que ¡Vivan los Niños” que comparten con adultos… … ¿o al revés?
Saludos.
Dalila y Eira.