Medio simpático el comentario de una nutricionista cuando me dio a entender que por falta de vitamina D, teníamos poca disposición a la paciencia, la tolerancia e incluso al amor. Sí, la vitamina D, que ayuda mucho cuando no tenemos a nuestro Rey Sol (y no me refiero al cantante Luis Miguel), nos da esa "alegría" que necesitamos para el Bien Vivir. Según ella, gran parte de la población que reside en la parte norte de los Estados Unidos, por ejemplo, tiene deficiencia de Vitamina D, y de paso la C debido a que la mayor parte del tiempo la vivimos encerrados en casas o en oficinas, y cuando salimos, pues solo vemos nubes, nieve, vestimentas oscuras, y caras con gestos que reflejan dolores en articulaciones... no se diga de la depresión, la que sin duda, nosotras las mujeres, no nos da miedo expresar e incluso pedimos ayuda para combatirla. Nada vergonzoso en ello, insisto a mis compañeras de proyectos y "pachangas".
Estas pildoritas...son un Sol para mí...
Así que aventada por un grupo de mujeres que pertenecen a una vasta red de miembros y que preguntaban u opinaban acerca de los resultados de la vitamina D, pues que se me ocurre hablar de esto por este medio. Esta pastillita la deberé tomar de por vida según indicaciones de mi endocrinóloga (gracias a dios es mujer). No tengo alta deficiencia, pero al menos debo consumir 2 mil unidades diarias. Una amiguita, créanlo o no, tiene que ingerir hasta 50 mil unidades por semana debido a una condición especial de salud que enfrenta.
Cuando nos falta esta vitamina tenemos ganas de irnos contra la pared, golpear a alguien física y emocionalmente y ver al de un gris feo, feo, porque de que hay grises bonitos como los que aparecen en la aurora invernal, los hay.
Ahí les van las "chuladas" que nos da esta vitamina: Es porque nos ayuda a absorber mejor el calcio para mantener nuestros huesos y dientes fuertes y sanos.